[...] Pero, una vez más, en el momento en que uno se ha deshecho de las presuposiciones superfluas, la especulación acerca de quién nos diseñó para que fuéramos diseñadores se vuelve tan infructuosa e irrelevante como la pregunta de quién diseñó al diseñador.
Aristóteles, cuya argumentación acerca del motor inmóvil y la causa incausada representa los orígenes de este argumento, concluyó que la lógica necesitaría cuarenta y siete o cincuenta y cinco dioses. Seguramente, hasta un monoteísta agradecería en este aspecto la navaja de Ockham. Partiendo de una pluralidad de motores primigenios, los monoteístas los han ido reduciendo a uno solo. Cada vez se acercan más a la cifra redonda y verdadera.
Christopher Hitchens. En Dios no es bueno.
Cuando sea capaz de escribir de esta forma, creo que empezaré a serle más útil a mis semejantes.
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Lo que puede ser afirmado sin pruebas, puede ser descartado sin pruebas. Fuente |
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