miércoles, 27 de enero de 2010

Enumerando faltas

Me preguntaron porque aún se considera que mi país es tercermundista. Porque de este término hay muchas películas (hollywoodenses todas) que expresan todo lo que este término significa.

Y sin embargo, pocas cosas en mi país podrían considerarse de este tipo: un excelente servicio de electricidad para toda la republica, un gobierno que no solo en comparativa con la región, sino por sus propios méritos, se ha ganado un mote de estabilidad del que pocos gobiernos en el mundo pueden ostentar.

Una red de carreteras envidiables; empresas de todo el mundo haciendo negocios con nosotros; aeropuertos de primer nivel; una red hospitalaria pública que pese a todo, funciona con más o menos eficiencia.

¿Entonces porque no podemos presumir de ser países de la utópica categoría “segundo mundo” Entre otras cosas, supongo que los más grandes problemas de mi país no son sus carencias, sino la calidad de algunos puntos importantes. ¿El primero que viene a mi cabeza? En honor a la verdad –y por algún resquicio de humanismo que me queda- mencionaré uno que supondrá una contradicción a mi enumeración: El Sistema de Salud.

Por lo menos a mi me parece inhumano la forma en que las enfermeras suelen tratarte: por tanto me decidí salir de una clínica asistencial hace poco: porque no creí que mi simple gripe valiera la pena de tanto menoscabo.

Supongo que me pasará. ¿Pero, que tal si no fuera una simple gripe? ¿Qué tal si se complicaran las cosas? –existencialismo barato aparte- supongo que no pueden esperar grandes cosas de un pueblo que, básicamente, esta enfermo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario