Si a esto le sumamos la soberana estupidez del culto a la personalidad por parte del otro, un grupo de ex-guerrilleros marxistas, devenidos en diputados elegidos democráticamente, elevados a la potencia de un grupo de asesores que al parecer no tienen mucho tacto, los resultados salen como este:
Tengo una humor demasiado fino, lo sé. Porque ahora que lo leo, ni siquiera a mi me da risa |
Un título como "La historia de la que forme parte" o , "La historia en la que todos participamos" o quizá "La historia de como muchos murieron en una guerra de cual yo firmé el tratado de paz en términos que no beneficiaron a las grandes mayorías que yo decía defender" hubiera sido más auténtica, pero no tendría el demoledor efecto propagandístico que esta tiene.
Goebbels estaría orgulloso de ellos. El Pacto Molotov se lo permite, creo
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