jueves, 20 de diciembre de 2012

El fin del mundo como constructo social

El fin del mundo es un constructo social. Usted no quiere seguir viendo a un mundo que se debate entre ideologías estúpidas mientras millones viven en la miseria, olvidados de la mano de alguno de los cientos de dioses que parecen ser más poderosos en libros viejos que frente a nuestros problemas.

Usted no quiere aceptar que su vida es un miserable conjunto de días, que consecutivamente se le van escurriendo de las manos, sin mayor mérito que verlos pasar. Usted no quiere aceptar que es tan infeliz con su vida, que su mayor ilusión es que algo fantástico pase, aunque eso significara eventualmente su propia muerte.

Esta vez no tengo ni idea del origen de esta imagen
Usted no quiere que el mundo se acabe. Admita que a usted le encanta la idea de que todo lo que ve a su alrededor llegue a su fin. Usted quiere el fin del hombre, y para saciar su ego, no soporta la idea de que el mundo siga girando sin su miserable existencia. 

Lo mejor que puede hacer frente a su mezcla de impotencia, depresión y ego es imaginar que el mundo se va a acabar: Lástima que la estupidez esa de que la realidad es una construcción social, no le vaya a funcionar mucho. Mañana todo seguirá tan mal como siempre. Mañana buscará inventará otros dioses y otras tradiciones que quieran acabar con la grandeza de su patética existencia

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