domingo, 1 de noviembre de 2009

¡Riesgo de Spoilers!

Se supone que tengo mejores cosas en que gastar mi dinero que en una película DVD. Sin embargo decidí comprar “Drag me to Hell” (“Arrástrame al infierno”) para entretenerme de mis habituales entretenimientos, de los cuales imaginarán al menos uno de ellos (¿Escribir?).

Los que ya la habrán visto concuerdan en que la historia esta bien desarrollada, Sam Reimi hace sus peculiares efectos con la cámara y que las actuaciones dejan poco que desear, etc pero también concordarán conmigo en que el miedo parece haber desaparecido: La historia no te deja de sorprender a cada momento, estás un poco tenso en tu silla; algunas de las escenas te harán casi vomitar pero aún cuando la vieras en un melancólico atardecer de extraños tonos grises, cuyo tétrico ambiente haría temer al mismo Poe, puedo asegurarte que no te daría miedo.

Analicemos un poco: lo primero que aprendemos sobre el miedo en la clase de Psicología es que es una reacción natural ante todo lo desconocido… Siempre me pregunté, ¿Si Swenderborg viniera en forma espectral dejaría de temerle, solo porque he estudiado bastante su biografía? Tengo una pequeña fobia a las arañas Si Spiderman fuera real, y le conociera, ¿Podría entonces jugar con toda especie de Arañas aunque fueran más grandes que mi mano? ¿O que mi valentía?

He dicho ya que hoy en día el conocimiento se expande a velocidades de vértigo, cada día nos separamos más de la ignorancia, y en estas nuevas distancias hemos revelado misterios que asustaban la infantil mente de la humanidad: Antes que se describiera la rabia, tanto humanos como perros éramos constantemente asediados por posesiones demoníacas…

Sin embargo, el miedo persiste en nuestra imaginación (¿O en talvez en la parte lógica de la mente?) A propósito me gustaría citar unas frases que, un tanto descabelladas, resumen mejor mi opinión:

“Las Gorgonas, las Hidras y las Quimeras, las terroríficas leyendas de Celeno y las Arpías, pueden reproducirse en el cerebro de las mentes supersticiosas...pero ya estaban allí desde mucho antes. Son meras transcripciones, tipos; losarquetipos están dentro de nosotros y son eternos. De lo contrario, ¿cómo podría llegar a afectarnos el relato de lo que sabemos a ciencia cierta que es falso? ¿Será que concebimos naturalmente el terror de tales entes en tanto que pueden infligirnos un daño físico? ¡No, ni mucho menos! Esos terrores están ahí de antiguo. Se remontan a antes de que existiese el cuerpo humano... No precisan siquiera de él, pues habrían existido igualmente... El hecho de que el miedo de que tratamos aquí sea puramente espiritual -tan intenso en proporción como sin objeto en la tierra- y que predomine en el período de nuestra inocente infancia, plantea problemas cuya solución puede aportarnos una idea de nuestra condición previa a la venida al mundo o, cuando menos, un atisbo del tenebroso reino de la preexistencia.

O en unas pocas palabras:

“Es imposible que tales potencias o seres hayan sobrevivido...
hayan sobrevivido a una época infinitamente remota donde...
la conciencia se manifestaba, quizá, bajo cuerpos y formas
que ya hace tiempo se retiraron ante la marea de la
ascendiente humanidad... formas de las que sólo la poesía y
la leyenda han conservado un fugaz recuerdo con el nombre
de dioses, monstruos, seres míticos de toda clase y especie...”


La primera la encontré como introducción en “El horror de Dunwich” de H.P Lovecraft, la segunda de “El llamado de Cthulhu” del mismo autor. De los link que te proporciono puedes descargarlos sin temor alguno porque como el autor lleva más de 50 años de muerto… Imposible que quiera cobrarte…

¿Es el miedo, más que una aversión hacia lo desconocido, es acaso el doloroso recuerdo de nuestros ancestrales traumas? Resulta que mi fobia a las Arañas provino de un incidente con una de ellas. A veces pienso que aún con toda la lógica que poseemos es aún difícil que el miedo desaparezca de nosotros, porque lo sobrenatural e inexplicable es aún parte fundamental de la vida (El amor, la suerte, el destino, Lovecraft, Poe)

Así que sigo a la espera de que se filme la secuela de la película. O que saqué otra parecida a “Evil Dead” (“Posesión infernal”) que fue su primer trabajo y cuya historia comienza leyendo el Necronomicón… ¡El mundo es un pañuelo!

Por ahora solo me resta imaginar si somos los únicos que padecemos de miedo… Recuerdo que alguien se me adelantó, así que si te gustan las lecturas rápidas, hojea un poco “El Fantasma de Canterville” de Oscar Wilde

Providence, 20 de agosto de 1890.

No hay comentarios:

Publicar un comentario